jueves, 28 de agosto de 2008

Formalmente.

Te acuso de atravesarme todo el sistema defensivo con una canción.
De alborotarme la mañana, de que llega septiembre, de robarme la última sombra. De prometerme días felices, de besarme en el pelo, de oler como mi barrio, de pensarme.
Te acuso de robarme la tranquilidad, la pena, pero no la nostalgia. De devolverme las mañanas, de ponerme bonita, de apretarme los recuerdos, de salvarme, de abrir una ventana, de entregarte.
Te acuso de soltarme por fin en el viento, de sacudirme, de cachetearme, de dejarme hundir la nariz en tu cuello, de explorarme los poros y las voces, de sembrarme música, de desearme, de cortar con mano firme la tela de mi propio deseo y liberarlo. De borrarme las marcas, de quemarme las manos, de encenderme, de hacerme recordar la sed, de prestarme tu nombre, de robarme la memoria, de abrazarme.
Cuál será tu condena..

jueves, 21 de agosto de 2008

pensamiento de un miércoles a la noche.




Una carta de amor es que te hayas sentado en algún lugar a pensar en mí. Ese hecho en sí mismo encierra la belleza de una carta de amor.

martes, 19 de agosto de 2008

Imágenes.

Antes no había computadoras y yo escribía igual...

En mi casa no hay tele. No vemos tele. Veo la estufa dentro de la chimenea, veo mi copa de vino sobre la mesita roja, veo lo que Gillespie me cuenta en la radio, veo el celular y tu mensaje que no le llega. Veo los colores de mis sillones, de mis paredes, de mis cuadros, veo las letras todas juntas de un libro que está diciendo cosas hermosísimas. Veo que estoy pensando demasiado en alguien, veo que me divierte, veo que estoy más divertida que antes, veo que sí, que siempre todo empieza y termina y empieza. Veo que extraño a pocha que está lejos, veo a nati y a la changa, veo que falta poco y llega por fin septiembre, que todo acelera, o mejor, que fluye. Veo el papel, veo mis letras.

No veo nada de lo que ellos quieren que vea. Tengo mi propia antena.

viernes, 15 de agosto de 2008

Toco tu boca


Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.
Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio.
Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura.
Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella.
Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mi como una luna en el agua.
(Julio Cortázar. Rayuela.)

miércoles, 13 de agosto de 2008

Vida social de una maestra argentina



otra vez mis días son imparables.

y leo los mails y no logro más de cinco minutos de soledad en mi oficina, y una manada de enanos de primer grado se instala a dibujar arriba de mis "papeles importantes", y pongo gasitas con pervinox para que parezca sangre, y hago reiki en panzas, cabezas, cuellos doloridos de estar tanto tiempo lejos de casa, y tecitos, y limpio el mate que los de sexto vuelcan por compartir sus recreos riéndose conmigo o de mí, y me muero cuando los de tercero pegan las caritas al vidrio como peces y soplan y hacen muecas para que yo me mate de risa, y presto cartulinas a las de séptimo, y escucho la osada verborragia combativa de los de tercero polimodal que alguna vez fueron mis niños, y otros me golpean la ventana para que vea cómo hacen la escalera mecánica que les enseñó germán, y corro con el remedio de maxi antes del almuerzo, y rajo a comprarle estrellitas a mateo que se portó bien por primera vez desde marzo casi el día entero, y busco una canción nueva que quiero que canten porque da alegría a la panza, y abro trabas de puertas demasiado altas, y le canto la canción de las sirenas a valentina que se pone triste y no sabe por qué, y cuando me quiero acordar ya es hora de bajar a la puerta en donde despido uno por uno a los que tienen la alegría de poder volar a casa a tomar la leche.
y contesto tus hermosísimos mails en la, por fin, relajante soledad de mi cuarto.
once horas más tarde.

sábado, 9 de agosto de 2008

Agosto



Esto de la internet y sus milagros, me crucé así nomás otra vez con tu cara.


Es verdad, el tiempo cambia los rasgos, pone marcas de haber pasado. Pero adentro de los ojos eras el mismo.


¿Y será cierto que para conservar el delicado equilibrio del tiempo, hay ojos que no se deben volver a cruzar..?