jueves, 31 de marzo de 2011

Época de Micael (La fiesta del Valor)


Otra vez una vuelta completa en espiral.
Otra vez, como tantas veces otras, es otoño, y todo se apresta para la gran transformación que se opera para volver a florecer.
Y con suerte, una vez más, ya no somos aquellos que fuimos.

Un niño asustado, late su corazón con fuerza contra el pecho.
Me acerco para envolverlo y que sepa que nada, nada, nada debe provocarle miedo.

Soy de aquella tribu de niños perdidos que congeló su infancia durante la dictadura. Merendé cada día el silencio y el miedo, el terror de vivir desconfiando de los vecinos, el pánico de hablar de más, el dolor de nacer en cautiverio, de ser criado por los dogos asesinos de tus madres, las amenazas y los falcon verdes que traían al hombre de la bolsa. Y sin embargo a veces olvido recordarlo.
Una generación entera criada en el país del no me acuerdo.
¿Qué daño colateral habrá dejado en nosotros la exposición diaria a los acordes de la marchita que anunciaba el coooomunicaaado número unooooo en algún momento de la cena? ¿o haber cantado la Marcha de Malvinas con infantil frenesí?

A veces no sé cuánto he caminado y cómo fué que lo que no me mató, me hizo más fuerte.
Nosotros somos sobrevivientes de nuestra infancia.

Corre un niño asustado hacia mí, el corazón late fuerte contra su pecho. Ahí estoy y en el recuerdo vuelvo a ser esa niña y me doy un abrazo que me hizo tanta falta. Su corazón se calma. Ha ganado una pequeña batalla.
En breve, otra vez estos, mis pequeños, y sus pruebas de valor hasta vencer, una vez más, al dragón de sus sombras.

Nos preparo para el viaje.

miércoles, 30 de marzo de 2011

Cuento número Dos


Debajo de la piedra de la morera vive la esperanza.
Tiene el pelo blanco y el poncho color de tierra y cuando canta hace llover sobre los campos para que no se vuelvan polvo.
Sacude a veces el suelo con su bastón y a los grandes les da un pellizco en el estómago que los pone así como con ganas de cantar.
Los niños la conocen y jamás, jamás la pisan.
Pero a veces, cuando pasa mucho tiempo, se van, se vuelven hombres y mujeres, y la olvidan.
Por suerte siempre habrá niños que traigan a aquéllos que fueron niños de vuelta al patio de la escuela.

martes, 29 de marzo de 2011

Juegos de niños

Me desafió a los gritos a escribir doce cuentos, mientras se iba caminando hacia la esquina.
(No somos, pienso, más que niños que quieren volver a sentir el hechizo de un mundo al que volvían en cada cuento de hadas.)

Doce cuentos Steinergrinos
Cuento número Uno.

Había una vez un pez que quería ser polilla.
Todos le decían que estaba loco porque él había nacido pez y sería pez toda su vida.
Él pensaba que los locos eran todos los demás.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Escenas de la vida anaranjada



En esa cabecita loca mal alimentada por el viejo Walt y sus valses de Cenicientas y besos de Blancanieves, creció como un yuyo la imágen de ese encuentro de novela barata de Danielle Steel que tanto te gusta repasar cuando viajás en el bondi y te olvidaste el mp3. Como en un glorioso videoclip, imaginaste una y otra vez la misma secuencia de ese momento de final a todo trapo cuando suena la música de fondo y el pochoclo se te atraganta de la emoción. La feminista salvaje que te habita se hizo la boluda mientras veías en tus desvaríos la película de la luna sobre los árboles y él, él que llegaba y te golpeaba la puerta desesperado de amor para levantarte a upa dando vueltas.
A veces la escena también incluía una de esas lluvias subtropicales (no sé por qué, no hay nada más incómodo que intentar besarse bajo una catarata de agua que te despatarra el rimmel y te diluye la crema de peinar dejándote más patinosa que charquito con verdín) y en la película vos abrías la puerta y el decía alguna estupidez parado bajo el agua y listo, fulminados de pasión los dos, sin patinarse ni una vez, de nuevo a upa y dando vueltas.

Pero la realidad siempre supera a la ficción.

Y vos, que vivís im pe ca ble hasta cuando te duelen los ovarios con ese dolor del segundo día que es como si un rottweiler te masticara las trompas de falopio, y andás siempre por la casa de pollerita y escote, lista para no descuidar la imagen ni aún cuando haya que huir de alguna catástrofe corriendo por el barrio a las paradas de bondi techadas (que vendría a ser lo más parecido que podemos llegar a tener a un refugio antinuclear o antisísmico o antimacrista), vos, sos sorprendida por el tipo que salió en cortos a pasear al perro y no tuvo mejor idea que tocarte la puerta para saludarte, y como ya te vio por la ventana no hay posibilidad de huir (salvo fingir una muerte súbita, pero esto sí que anula cualquier tipo de relación futura, así que mejor no) y entonces, vencida, le abrís la puerta en joguineta y la remera chota de hacerte la tintura (que gracias al cielo te enjuagaste hace diez minutos) y ese peinado de Carlitos Balá que te queda después de ducharte, mientras (como si no fuera suficiente) él te presenta a un amigo que lo acompaña en el paseo nocturno y vos quisieras soltar aunque más no sea UNA puta frase inteligente, pero no, el amoníaco del Koleston todavía te tiene pelotuda.

Y mientras te reís como una estúpida en la vereda te acordás de ese grano que te salía en el medio de la nariz absolutamente siempre que el pibe que te gustaba te invitaba a salir, y te das cuenta que una va acumulando años, pero hay cosas que nunca cambiarán.

Ea ea pepé!


(Carlitos Balá, filósofo contemporáneo.)


(Remera pedorra y joguineta de dormir cuando hace fresquete)


martes, 15 de marzo de 2011

Inconveniente técnico




Ahora que no más volverme sombra
que por fin he logrado ocupar todo el espacio de mi cama
que mi placard sólo mi ropa
que el tiempo es mío
que no pedir ni dar permisos
que me pierdo parte de las calles cada vez que tengo ganas
que el silencio es buena compañía
que ando sin el pesado lastre de la espera
ahora que yo.
Ahora que corro suelta como el viento
que derramo la música por donde me viene en gana
que cambio los cueritos de las canillas y arreglo los enchufes con destreza
que ser hembra se me volvió una militancia.
Ahora, justo ahora..¿qué voy a hacer con tus ojos y esa mirada?

sábado, 12 de marzo de 2011

Ensayo para futuro manifiesto


Estoy podrida de la gente que gusta de decir muchas frases de jergas científicas propias de su profesión, haciendo larguísimos discursos en donde, al final, no dice absolutamente nada.
Estoy harta de la gente que se cree erudita.
Estoy saturada de la gente que cree que tiene la posta, la fija, la verdad de la milanesa, la fórmula infalible, la sabiduría encerrada en su discurso, y no percibe la vida de mierda que muestra como ejemplo.
Tengo los ovarios inflados de la gente que dice NO desde la más absoluta falta de acción y propone acciones a los demás que jamás ha podido llevar a cabo.
Me tienen frita los intelectuales que siguen queriendo dar cátedra sin haberse arremangado ni una vez para meter las manos en el fango y hacer el laburo pesado.
Paredón a todas las que ostentan el síndrome de Delia (salvo el pelado de tercer grado que es curable y me cae simpático)

Antropósofos, si Steiner se levanta los recaga a patadas en el culo. Sépanlo.

(Las ideas son maravillosas. El problema es que las ejecuta la gente y, a veces, la gente entiende lo que lee como el reverendo ojete.)

Y así damos fin al pequeño momento bimestral intitulado "Yo quiero tener un millón de amigos"

Gracias.

lunes, 7 de marzo de 2011

Anoche

Gabi Colomer, Matías Gayesky, Mariángeles Zahra, Ale Ramírez, Chicapasacontambor, Euge Barker, Chechu De Martino, novio de Chechu De Martino (el alzheimer me está matando..), el Indio Schoijett y Velana pasando en primer plano.
Barrio de Saavedra, 1.00 am
Digiriendo un asadito en noche de carnaval.
Salud!

miércoles, 2 de marzo de 2011

You can dance, you can jive..

En ese país increíble de mujeres en el que suena mi tambor, hubo una boda. Ya es de por sí bastante raro que la gente por estos días tenga la ocurrencia de ir a firmar junto a alguien más esas cosas del para siempre y sellarlo con un beso; imagínese entonces cuando la pareja contrayente ostenta ovarios por ambas partes.
Ya se sabe que la gente que sigue el camino que marca su corazón es digna de todo mi respeto. Y si encima pertenece al género femenino, tiene un plus (por aquí sigue siendo más aceptable ser un hombre que gusta de hombres que ser una mujer que prefiere a otra mujer, bilivit orrrr not!)
Así que el sábado, todas las pibas todas, encaramadas en tacos y con los brillos de gala, nos fuimos a pasar un fiestón en donde lo de menos era la prolijidad que amerita cualquier intento de seducción del macho argentino disponible que tanto nos entusiasma y nos lanzamos a un aquelarre en masa.





En mi vida me divertí tanto en una fiesta. Fue un ritual de libertad en donde cada una fue su versión más bella. El pogo gigante al ritmo de Dancing Queen, lleno de vestidos empapados y carcajadas de esas que te hacen doblarte de felicidad es una foto imborrable (y la de ellos mirando con tanto amor a esa maravillosa versión de sus mujeres es un talismán de esperanza que también me guardo, porque que los hay, sí que los hay..)