

Me sé entregada plácidamente a lo que quiera la vida de mí. Y ando flotando como en un vientre.
Me sé brillante como las chispas que nacen desde el fuego hacia la noche, un haz de luz que necesita la distancia repleta de energía incandescente.
Me sé tierra, que con gota se hizo brote, y después uva, y se va haciendo buen vino detenida en los barriles de madera de árboles añejos. Una cuna.
Me sé mamá, y mi hija crece. Y mi esperanza ahora entera es que ella pueda leer en mis ojos todo esto. Y encontrarse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario