En casi un mes entero de clases, un verano de mates bajo la morera y cien abrazos de maestro, aprendí:
* Que un colibrí es una señal de que vas por tu camino.
* Que treparse a un árbol es el sano juego que deben practicar los niños.
* Que los recreos no los marca el reloj; los pide el cuerpo.
* Que una tarde planificando juntos y dibujando en el pizarrón me parece la manera más romántica en la que se puede pasar una tarde.
* Que un salón de clases debe tener el calor de la cocina de una casa en donde se toma mate.
* Que reír es algo que no sé si ellos aprenden de mí o he aprendido yo de ellos.
* Que hay que ser definitivamente un loco para tener tanta fe en que se puede cambiar el mundo enseñándolo mejor. Y que yo lo soy.
* Que empezar la mañana con dieciocho pares de ojitos esperando que los maraville es el mejor trabajo del mundo.
Claro que sí!
ResponderEliminarEn otra vida seré maestra.
De pelo colorado y risa predispuesta.
Besoo!
Claro colega, claro que si, que así sera y conociendote se que llegaste adonde perteneces. Una alegría verte ahí y una suerte para todos esos corazoncitos. Un beso y disfrutalo mucho hciste un largo camino y parece que llegó el tiempo de la cosecha, no? Salute colega
ResponderEliminarDe acuerdo en todo.
ResponderEliminarMe alegro de que hayas llegado a donde querías, aunque eso suponga que escribas menos en el blog.
tus post sobre los crios son como un mimo dulce...
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