Cuando el río corre, la sangre,
el aire entrando en los pulmones,
el silencio junto a las ventanas, el otoño,
venir el invierno como los cascos de un caballo,
la nieve cocinándose, cociéndose el amor,
su espíritu jovial y su don de elfo o de duende,
se oye cuando me mira.
Y yo no le bajo las pestañas.
Un amor encandilado... así se leen tus letras. Bello. Un abrazo.
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