(Encuentro número veinticinco, Villa del Parque, noviembre. Hoy él es azul y ella es verde.)
- Si yo te dijera que te puedo dar todo...
- ¿Todo qué? ¿qué es todo?- interrumpe ella impaciente.
-... si yo te dijera que te puedo dar todo- vuelve a repetir él, con tono de estar tomándole un leve exámen,-..¿qué me pedirías?- suelta y se queda escuchando el silencio.
- Vos no me podés dar nada,- le contesta mirándolo a los ojos y gesticulando como un italiano lleno de ademanes,-vos no me podés dar nada que no crezca en mí primero. En todo caso, vos podés compartirte conmigo, o yo me puedo compartir con vos, pero nadie me puede dar nada, nadie le puede dar nada a nadie. Si quiero amor, el amor me atraviesa y lo comparto, nadie puede dármelo. Nos atraviesa. Me atraviesa y se refleja en el otro, pero ese amor es mío.-
Silencio.
(De nuevo, como al principio, ese silencio largo, raro, tierno, en donde intento escarbarle detrás del iris azul de sus ojos, a ver qué hay, quién está ahí, quién es el que pregunta.
Y de pronto me transpiran las manos, me laten delicadamente las venas y un sudor fino me hace brillar.)
- Me estás dando calor...- dice ella y ríen.
- Nos estamos encontrando..-
Silencio.
- Si yo te dijera que te puedo dar todo...
- ¿Todo qué? ¿qué es todo?- interrumpe ella impaciente.
-... si yo te dijera que te puedo dar todo- vuelve a repetir él, con tono de estar tomándole un leve exámen,-..¿qué me pedirías?- suelta y se queda escuchando el silencio.
- Vos no me podés dar nada,- le contesta mirándolo a los ojos y gesticulando como un italiano lleno de ademanes,-vos no me podés dar nada que no crezca en mí primero. En todo caso, vos podés compartirte conmigo, o yo me puedo compartir con vos, pero nadie me puede dar nada, nadie le puede dar nada a nadie. Si quiero amor, el amor me atraviesa y lo comparto, nadie puede dármelo. Nos atraviesa. Me atraviesa y se refleja en el otro, pero ese amor es mío.-
Silencio.
(De nuevo, como al principio, ese silencio largo, raro, tierno, en donde intento escarbarle detrás del iris azul de sus ojos, a ver qué hay, quién está ahí, quién es el que pregunta.
Y de pronto me transpiran las manos, me laten delicadamente las venas y un sudor fino me hace brillar.)
- Me estás dando calor...- dice ella y ríen.
- Nos estamos encontrando..-
Silencio.
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