Parecieran ser tiempos tan automáticos para el humano como para el lavarropas.
Pero yo no quiero perderme de vista ni uno de los adoquines que decido pisar para avanzar o retroceder, o bifurcarme, o dar la vuelta y volver.
Pero yo no quiero perderme de vista ni uno de los adoquines que decido pisar para avanzar o retroceder, o bifurcarme, o dar la vuelta y volver.
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