Y el que no fue anoche al aquelarre, a la roda, al pequeño ritual de esta generación x que gusta de ir siempre en bandadas, que se joda.
Llegué disfónica después de un día con rasgos de octubre. Inesperadamente nerviosa, como tiempo atrás cuando tenía un exámen, o una cita (uh, ésta última se me hace lejanísima. ¿Las citas aún existen?). Llegué con la China, y otras nenas al ratito la rodearon y la perdí por ahí, vagando en el galpón (los rituales se heredan).
Fui y vine mil horas, casi sin cruzarme con los otros altos jipis. El ensayo del jueves a la tarde había estado muy, muy bueno, y es sabido que es difícil a veces repetir una magia porque siempre hay alguien que no confía, que no logra volver a saltar.¨
La noche caminaba y mis cuerdas vocales se iban llenando de aire en la conversación, y mientras cada tanto alguien me cagaba a pedos por mi incontinencia verbal que amenazaba con dejar a la banda sin corista, yo sabía que si las notas seguían sonando claras en mi cabeza, mi voz las pintaría exactamente igual. Confiar. Qué jodita..
El telón se cerró y me colé con el vaso de té de jengibre. Pol transpiraba en una remera violeta con un bichito muerto de un hachazo en el frente. Los jipis tenían purpurina y remeras chilingas y yo pienso, como siempre, que ya es hora de consultar a un asesor de vestuario.
Arrancamos con Haré y ahicito nomás ya falló el sonido, como siempre es acá en jipilandia. Y ya me empecé a sentir como en casa. Pol me cambió la letra en la segunda estrofa, se dio cuenta de que estaba extraviado, le tiré el centro acomodándole la canción de nuevo, y gol. Ya me empecé a reír por adentro, y creo que también por afuera.
Y después no sé, no me acuerdo. La sensación de la gente ahí en la oscuridad, acercándose a ver, una mano que agarró la mía que iba en busca de agua y apretándola me dijo "soy emeygriega, qué gusto, qué gusto conocerte" y después se volvió a perder entre los otros, alguien todo el tiempo que estuvo al lado, que estuvo enfrente y yo me sentí lindamente observada más allá de mí.
Y como no podía ser de otra manera, el gran final, un tema antes de terminar, apagón y luz de emergencias. Y mientras copábamos el aire con los tambores y trompeta y saxo tocaron seguidilla de los cadillacs y música fiestera en abundancia, la banda no se despidió. Simplemente se hizo humo en el aire con un pase mágico al mejor estilo Tu Sam.
Fuimos, vinimos, paramos, volvimos.
Su relato es exquisito! como estarle cerca cuando las endorfinas están ahí arriba en lo más alto gracias a usted! generosa compañera en el trinar.
ResponderEliminarQué bonita, qué linda es usted, sirena. EH, GANSOS, MIREN COMO EL MUNDO ESTÁ LLENO DE HEMBRONES!!!
ResponderEliminarGiles.