jueves, 13 de septiembre de 2018

In con cien cia

La temperatura del caldo iba subiendo bien llevada por la hoguera de la ira, que siempre fue el combustible infernal favorito. 
Del primer destrato a la primera prepoteada, de ahí a la amenaza, de ahí a la furia. 
Es mucho trabajo detener la violencia, es mucha la fuerza del alma que se lleva cada intento. 
Es pobre la educación de nuestra voluntad, y la emoción arrastra como una ola de lava.
Como ranas, parece que andamos flotando en la sopa de la violencia de cada día.
Com pul sión.
El mundo arde. Nos arde la sangre sin alivio.
Pero, como las ranas, ya no lo sentimos. Un día nos quemaremos vivos.