jueves, 20 de septiembre de 2007

septiembre


cuando llega septiembre, algo me pasa. una alegría, un gozar de cada cosa de forma única e irrepetible, de algo que parece que me va a hacer explotar. la vereda, el balcón, la terraza, la noche que antes era noche y ahora es nochecita, escaparme de la escuela a la hora de la siesta y andar en bicicleta por florida, oler los paraísos de flores lilas y blancas, rodar por la calle de adoquines. palomar en primavera, calle wernike, los árboles gigantes de la vereda, la estación coronado, la sala polvorienta, o el taunus celeste claro y silvio rodríguez cantándome "eva" por primera vez. septiembre era un novio que esperaba a la tarde en el balcón de mi vieja, el olor de los malvones, las sábanas suavecitas de la cama de mi abuela, las baldosas calientes del patio, las rosas rococó del cantero. después todo empieza a acelerarse hasta diciembre y de golpe hace una pausa larga, un silencio de enero.


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