domingo, 17 de abril de 2011

Cruzando desiertos para encontrarte


(Bab Aziz va cruzando el desierto con su nieta. Va a una reunión a la que acudirán muchos hombres sabios, pero nadie sabe dónde será.
Se cruzan con un joven en el camino que también anda hacia el mismo lugar. Un joven que viene cantando, tiene una hermosa voz y lo hace con gusto. Andan un tramo juntos y luego se separan.
-¿Dónde es la reunión, Bab Aziz?
- Canta. Ese es tu don. Tu don te llevará al lugar donde debes estar. Cantar te mostrará el camino y llegarás a donde debas llegar.)

Eso que sabés hacer tan fácilmente como respirar, eso que brota de tus manos, o de tu voz, o de tu cabeza, tan fluidamente como el agua. Eso que sale lleno de belleza y te vuelve bello al hacerlo.

Por lo general nos educan llevándonos la mirada hacia lo que nos conviene, a juicio de gente que ni siquiera sabe bien lo que a sí misma le conviene. Nos ponen la mirada en hacer lo que sea necesario para obtener dinero.
Lo del dinero no es lo malo, lo malo es lo equivocado en la mirada.

Ganarás el pan con el sudor de tu frente es la frase que te estamparon en la idem. Entonces el mundo está lleno de
  • Oficinistas que te tratan como el orto y se escabian en Kilkeny lo que ganan para sacarse el embole que les provoca hacer lo que hacen todos los putos días
  • Médicos que te operan y te matan sin onda
  • Psicólogos que mientras te oyen van pensando cuánta falopa te van a meter este mes para seguir funcionando y que esa jodida angustia que te aprieta el estómago te deje dormir
  • Una industria de entretenimiento para que no te sientes ni un minuto a pensar en la vida que estás llevando porque te resulta intolerable
Yo te digo que el pan vendrá solito cuando encuentres lo que sabés hacer.

Descubrir el don en cada niño. Descubrir aquello que hace con gusto y facilidad, lo que le da alegría, lo bello en él.
Verlos jugar durante horas, mirarlos cantar, llevarlos al ritmo, contarles cuentos desde mi propio asombro, abrir lo bello del mundo en mí para poder mostrárselos en cada imagen, para que salgan sabiéndose únicos y se compartan generosamente, con la serenidad que da el estar presentes cada minuto de su vida en aquello que son, desprovistos de la carga de lo que deberían ser.

Y para que se vaya abriendo su camino, mi camino, yo ando todas las mañanas cantando.

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