Encontrè en la ciencia antroposòfica el manual de instrucciones que me sirviò para encontrar el sentido de este recorrido caòtico, desordenado y tràgico que es una vida humana.
En tiempos de dioses materiales que encuentran sus templos en los bancos y las bolsas financieras, el altar del corazòn humano està poblado de estampitas que no calman la angustia existencial.
Una vez me rompì tanto que se apagaron de repente todas las voces que hablaban dentro de mi cabeza. Quedò un silencio de muerte. Y en ese silencio, como una ola de las orillas, me llegaron otras ideas... perdido por perdido, no habìa nada que perder, ya sabìa que nada es eterno, y decidì construir mi mente con otros ladrillos.
Desde entonces, cada año se me llenò de preguntas distintas a las que me hacìa antes, y cambiò mi forma de caminar y de mirar y comprender lo que sucede dentro de mi y a mi alrededor.
Doce noches que me acompañan los doce meses del año, como una letanìa.
Doce preguntas.

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