sábado, 17 de septiembre de 2011

Milagritos


Caminé bajo la lluvia sin mojarme.
Fumé tu alma desde tu boca.
Pasábamos juntos cuando se abrieron las primeras flores de los naranjos.
Brindamos cada dos esquinas, bailamos totalmente embriagados de eso que nos envolvió y convirtió la noche en un ritual.
Giramos debajo de un cielo de copa de árbol de flores para poder verlo desde todos los puntos de vista y yo hubiera querido que toda la luz de las calles se apagara para poder ver el cielo y el brillo de tus ojos de perro.
Hicimos olas al universo cuando nos movimos juntos bailando a la sola luz de la calle entrando por la ventana.

Para mí ha cambiado el mundo, y sin embargo el mundo creo que no lo sabe.

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