sábado, 14 de septiembre de 2013

Caminos

A veces miro hacia atrás (soy gustosa de las retrospectivas concienzudas) y veo en el camino las migas, los mojones, los pasos precisos que me llevaron hasta hoy, hasta mí.
Mis partos fueron tantos que cuando vuelven a llegar ya me son naturales, y otra vez algo se cae y desaparece de mí y soy más amiga de mi muerte.
El tiempo no me pasa como dice el reloj, me detengo en momentos que son como una vida, los disfruto inmensamente pequeños, se me quedan en los ojos y en la piel, y la soledad cada vez es más una ilusión, una mentira.
Me sé parte de algo que ya no se detiene, y cosecho esperanzas que enciendo como llamas, alimentando el fuego de un amor tan intenso como cierto, que no quiere agarrarse de nada, y pasa a mi través dejándome su huella.
No tengo ya de mí ninguna imagen. Ningún destino codiciado.
Por fin siento serena en mis plantas dónde es que están apoyados mis pies.

4 comentarios:

  1. El piropo debe hablar necesariamente de esos ojos insondables, ahí arriba... Cuántas cosas ahí...
    Otra vez, olvidemos los relojes y saquémosle jugo a los instantes...
    Un abrazo.

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  2. Qué bien se siente saberlos siempre por este barrio.
    Un abrazo!

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