lunes, 5 de mayo de 2014

Melancólico navegar por las ideas de un lunes bravo.

Fuimos educados en la exigencia, en la demanda de cumplir la idea que previamente se tenía sobre nosotros.
Aprendimos invisiblemente, indetectablemente, a exigir, a demandar, a preconcebir.

Tengo una idea de lo que el otro debería hacer en su rol de pareja. Si no se ajusta su comportamiento a mi idea, me frustro y lo demando.

Tenemos una idea de lo que nuestros hijos deberían ser y hacer. Y cuando no se ajustan a la idea, demandamos, exigimos, que en eso se conviertan de alguna manera.

Esperamos del otro que resuelva, y resolver significa que nuestra expectativa quede satisfecha.

Pero el otro no podrá nunca ser lo que pensamos que debería ser. El otro es lo que es.
Entonces lo atacamos, lo empujamos, lo excluimos, lo castigamos.

Qué mundo difícil para ser ni más ni menos que lo que uno es...

Qué mundo tan difícil para ser niño...

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