domingo, 7 de noviembre de 2010

15 años chilingos

Si la reencarnación realmente sucede, nosotros debemos haber sido en tiempos paganos los hinchas más fanáticos del club de Baco o algo por el estilo.
La Chilinga tiene algo de eso karmático que nos sostiene durante años unidos por un invisible cordón umbilical. Nos arrastra. Y a nosotros en algún lugar nos gusta, y nos dejamos arrastrar.

Nos va pasando la vida juntos y cada tanto, tenemos algo que festejar.
La última fiesta con tinte de ritual pagano fue aquél cumpleaños número doce, cuando nos dieron el galpón. Bailé presa de un exorcismo, después de un año de la ostia, con mudanza de urgencia y cambio de jefes en el laburo incluidos, y todos fuimos felices y pachangueros.

El viernes tuvimos nuestra fiestita de quince.
Otros tiempos me han tenido más entusiasmada con los festejos, pero la verdad es que fue un año más bien raro para mí. Bajada de la banda, de los bloques, de las propuestas, viendo el recambio y no encontrando a los míos, el ánimo chilingo mío está como en etapa de reorganización sentimentel. Ando con un ánimo medio distante, sin encontrar bien mi lugar, sostenida por la mano de Dani que me ataja y me sube. No tenía demasiado espíritu para ir al asado. Pero la promesa de Kevin Johansen tocando para nosotros me picó las ganas y me ofrecí para laburar en la barra mientras el resto cenaba.



Llegué el viernes a las seis de la tarde al galpón. Todo estaba en ebullición. Por supuesto, el hielo no había llegado, la comida tampoco, la bebida a medias, todos corrían con ojos de huevo duro y a los gritos discutían por teléfono con unos y pasaban mensajes a otros. A media hora del horario anunciado para empezar, la mitad de las catástrofes no estaban resueltas. Y a las nueve, con todo emparchado y un vino más espantoso que el del año pasado comprado en el Coto de emergencia, se dio puerta y empezó el evento.



Después de repartir medio millar de empanadas (horribles, y pegadas a sus bandejas de origen), y litros de cerveza, terminé trepada con las plataformas de corcho al escenario conduciendo el evento junto a Daniel Oscar que te pierde los papeles, te cambia lo que está escrito, te mezcla los diplomas y te mete cuatro sorpresas en el medio. Y aunque era muy tentador arrancar a decir una pelotudez detrás de otra por micrófono (todos saben que nada me gusta más que hacer mi stand up en cualquier parte), me contuve casi exitosamente y llegamos di vi nos hasta el final del ritual.


Atrevimiento uno ( o "sinceramente esta noche todo me chupa un huevo"): me arrojé directo a los brazos de Johansen que esperaba para subir al escenario que yo dejaba, fresca como una lechuga, y le saqué un saludo y un abrazo libidinoso. Morderle el cuello hubiera sido demasiado..

Luego de la fama efímera y veloz, me tocó laburar un segundo turno en la caja. Agradezco a la gente su paciencia ante mi incapacidad con las matemáticas que quedó en evidencia a la hora de dar los vueltos.

Y a las tres de la mañana, por fin, quedé suelta entre los jipis para que empezara la fiesta.



Hubo pogos y trencitos y puentes y rondas y redondos y desfiles y cumbias y salsas y rocanroles y rollingstones

Y no sabemos cómo llegamos hasta acá ni a dónde es que estamos yendo, pero parece que vamos juntos por alguna buena razón y eso siempre merece un festejo.


6 comentarios:

  1. Le hubieras mordido el cuello a kevin che...
    Siempre es: "por algo juntos" (para bien o para mal, para joder o para amar).
    Invitame a una de esas fiestas! yo quiero.

    Abrazo naranja!

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  2. Posta que las empanadas eran feas. Pero de todas formas estuvo muy bueno!

    Beso.-

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  3. Los felicito por la pura alegría, y más allá de las empanadas. Y más allá, también, de los pedorros que se manifiestan contra el arte popular.
    Un abrazo.

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  4. Me acuerdo la primera vez que conocì a La Chilinga. Viste que la emociòn se recuerda particularmente?...Me quedò en el alma las cosquillas de los tambores, la vibraciòn, no rostros, solo eso emociòn y colores.
    Conozco el Galpòn y su magia a pesar del silencioso momento en que estuve allì.

    "Y no sabemos cómo llegamos hasta acá ni a dónde es que estamos yendo, pero parece que vamos juntos por alguna buena razón y eso siempre merece un festejo"...como en la vida misma amiga!

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  5. Debo reconocer que leí el título del post y me cayó la gotita de sudor por la sien, jajaja!
    Mis sensaciones acerca de la fiesta (imágenes fotográficas, en realidad) coinciden bastante a las tuyas.
    Qué lindo que la pasamos! (y te ganaste un vino, por haber abierto tan amablemente el mío y no haber recibido ni una gota a cambio... siempre el broche de oro desprolijo).
    Te kiero Teté! Te veo pronto!
    Ale

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