lunes, 22 de noviembre de 2010

Chicalacúm



Tiene un latido esta tierra. Un latido propio, una manera de hacer mover las caderas para encontrar la felicidad. Eso que le envidiamos a Brasil, también lo tiene esta tierra. Eso que siempre andamos mirando para afuera. La cualidad de la raza que es propia de un lugar es saber escuchar el suelo vivo en donde pisa.

Florece la raíz que bajo el agua une las dos orillas de un rio lo suficientemente ancho para la melancolía.
Florece la identidad.
Florece la sutil forma de resistencia de dedicarse a ejercer lo que uno es.

El sábado 20 de noviembre, a pesar de los PROs y sus contras, un montón de gente que no se conoce más que por cruzarse en encuentros de tambor, concretó la organización y puesta en marcha de la segunda llamada de candombe independiente Lindo Quilombo!

Señoras, señores, eso fue una fiesta.









2 comentarios:

  1. Que bueno cuando se hace latir la tierra, cuando se la siente.

    ResponderEliminar
  2. Nomás hay que dejarlo fluir. Dejar fluir esa alegría que irrumpira en latidos atronadores.

    ResponderEliminar