sábado, 14 de mayo de 2011

Una estrella y un perro (cuento número tres)



Había una vez una estrella que había sido sombra tanto tiempo que casi había olvidado que era una estrella.
Colgada del cielo, el recuerdo de los días helados la encendía, y tanto avivaba su fuego para nunca volver a ser sombra que era difícil llegarle muy cerca sin arder en el intento.

Había una vez un perro que buscaba el camino. Un camino que le recordara de dónde había venido.

Cuando el perro la vio, la estrella ya era estrella, y lo deslumbró su brillo. Pero ella decidió no volverse una estrella fugaz.

Y entonces día tras día, desde la inmensidad del cielo, alumbra con esplendor su amor de perro.

Él tendrá que aprender a volar si alguna vez pretende robarle un beso.

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