sábado, 16 de julio de 2011

Fenómenos

Hay momentos tan mágicos, mañanas que devienen en charlas tan divinas, momentos musicales de total armonía, instantes tan plenos de alegría, que no vale la pena forzar un posterior encuentro. Los encuentros ocurren más allá de las citas, cuando una está dispuesta y el otro es verdadero. Nadie llega en la víspera.
Tan lindo y tibio es el recuerdo que no sé si quiero arriesgarme a verte hoy de nuevo y tal vez no encontrarte, llevada por la voracidad de lo placentero que a veces resultan tu presencia y la mía.
(La compulsión a la larga elimina el disfrute.)
Me quedo con la magia de lo fortuito, de lo que florece sin expectativas.
Hasta que vuelvan a encontrarse tu alma y la mía.


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