sábado, 6 de abril de 2013

La incomunicación en la era de las comunicaciones (apuntes sobre educación)


Observando el nivel, el tenor de las discusiones variopintas (de política, de religión, de..) que se desata periódicamente en las redes sociales virtuales, me detengo en una reciente: La acusación que pesa sobre la Cámpora de utilizar sus remeras en el reparto de víveres y asistencia para las víctimas de la inundación. Me centro específicamente en esta acusación casi como hecho lingüístico, no voy hacia un análisis político.
Más allá de la anécdota (no abro un juicio sobre el hecho, simplemente lo tomo para llegar a un punto), releo comentarios anteriores, los de oficialistas y opositores de algo que les es todo (presidencia, papado, lo que venga en cada tiempo).

Mi trabajo es educar. Mi trabajo es observar los problemas en la comunicación que hacen que un individuo entre en contradicción permanente entre lo que busca encontrar y lo que genera para ese fin, y su frustración al obtener un resultado fatalmente opuesto a su intención. Es decir, cómo y por dónde se desarma esa red que filtra la comunicación y me hacer escuchar lo que creo que me están diciendo, no lo que realmente me están diciendo. Y me hace reaccionar.

La realidad es una construcción sobre la mirada única y personal que se tiene del mundo.
La polaridad de opinión es prueba de eso: en una misma región hay gente que siente que vive oprimida y falta de libertad y otra que siente un renacer del estado de derecho, una concreción real de la democracia. Ambas personas pueden vivir en el mismo barrio, en la misma calle, puertas de por medio, pero viven en dos países diametralmente opuestos.

Quiero decir, cuando uno está decidido a ver lo que quiere ver, cuando hay ya un juicio que tiñe lo que voy a ver, mi mirada no está clara, está velada de intención. Por ejemplo, en el caso de la Cámpora, en el cuestionamiento preciso sobre el uso de remeras identificatorias para trabajar colaborando con el reparto de víveres (aclaro de nuevo, no abro juicio sobre el hecho sino que voy a otro punto). ¿El cuestionamiento cuál sería? ¿que se identifican para hacer una acción solidaria y sacar rédito político, por ejemplo?
Los boy scouts que están trabajando para Cáritas también andan con uniforme, dejando en claro que es esa agrupación y no otras la que está llevando a cabo la tarea solidaria. ¿Por qué no sería esto cuestionable y sí que la otra agrupación se identifique?

A lo que quiero llegar es, la objetividad no existe, y la comunicación se vuelve más complicada cuanto más subjetiva, porque los parámetros internos, las vivencias que construyeron nuestro sentir son intransferibles, y no es posible abarcarlas si no se desarrolla la empatía, la flexibilidad en la mirada, la conciencia de que existen tantos puntos de vista como miradas.

La verdad no es propiedad de un individuo, sino que es una construcción del conjunto. La comunicación libre de prejuicio es la meta educativa perseguida para tender los puentes entre los individuos, necesarios para la construcción de lo comunitario, de la verdadera red social.



1 comentario:

  1. Completamente de acuerdo: miramos y escuchamos desde nosotros mismos, para crear nuestra verdad y nuestra razón, una entre muchas. Y si esa verdad y esa razón son honradas, a mi me valen, aunque no sean las mías: lo malo es cuando alguien, de manera premeditada y maligna, las hace circular como únicas, en beneficio propio.

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