sábado, 17 de septiembre de 2016

En terapia (La herida de Narciso)

Alguna vez leí que, en nuestra parte animal, nuestro cuerpo percibe la tonicidad muscular del cuerpo del que tiene enfrente, con quien está interaccionando. Si uno de los dos tiene miedo, eso se refleja en cierto tono muscular tenso, que indica agresividad, el cuerpo está listo para atacar. Lo que el otro cuerpo percibe es esta última parte, y se alista para atacar.
Algo así era.
Me navegó un tiempo largo esa imagen. Y se me aparecieron preguntas. ¿Dónde me duelen los otros? ¿por qué provocan en mí una reacción? ¿qué lugar de dolor en mí tocan, rozan activan? El enojo es, en el fondo, un grito de dolor, una tristeza, un mecanismo de defensa contra lo que se vive como una agresión. Pero, ¿en qué elemento es que vivo yo algo como una agresión?

Soy mi propio objeto de estudio. Entiendo lo pedagógico a través del recorrido de mi propia biografía, observando los resultados en el plano anímico y social. Me observo como resultado de un sistema educativo, y lo comparo con el sistema pedagógico que transito hoy como educadora. Soy producto de una educación que atravesé durante una etapa imitativa en mi primera infancia, y soy producto de lo que emocionalmente se educó en mí al atravesar el segundo septenio de mi vida. Objetivarlo para comprenderlo es la tarea que me ocupa.
Revisar el universo de la construcción de mi emocionalidad me ayuda a comprender mi accionar, refinar mis motivos, intentar la modificación de mis conductas en pos de un accionar social un poco más sano y menos violento.

Deseducarme. Sacarme la telaraña de la violencia, del desprecio, del prejuicio, volver hacia lo que sé que traje y he perdido. Porque yo recuerdo a una niña de seis años luminosa y feliz, generosa y solidaria, respetuosa de la palabra y de los acuerdos, amorosa, confiada y entregada. Y en algún lugar del camino la perdí, y quisiera volver a encontrarla. Era realmente bella esa niña que fui.

- ...a mi no me importa en definitiva lo que el otro me está diciendo, sino el sentimiento que eso me provoca a mí adentro, Mabel (ponéle que mi terapeuta se llama Mabel.) Qué cosa de lo que él dice o de cómo lo dice me provoca esa emoción violenta, como de ofendida, qué se yo; yo siento que me sube algo, una cosa fea, una sensación fria, me enojo mucho... pero yo no quiero que me pase eso, no quiero sentir enojo. ¿Qué botón mio está tocando con eso que me dijo?¿a qué lugar lejano me lleva con esa emoción? como ese cartelito de facebook que dice "¿me ofendiste o en realidad me mostraste donde tengo todavía abierta la herida?" ¿dónde tengo esa herida, qué herida es Mabel? quiero curarla. Yo quiero que habitar mi interioridad sea la sensación más placentera del mundo, No quiero nada que arda, que duela, que pique, que ahogue. Quiero ver todo lo que tengo roto y arreglarlo. ¿Cómo hago?

(silencio)

(Mabel se queda pensando y se da golpecitos con la birome en la sien. A mi me aparece en la cabeza la imagen del librito que amaba leer en mi infancia...)







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