jueves, 1 de septiembre de 2016

Reflexiones bronquiales

Toso. (..quiero creer que estoy tosiendo con mi mejor y mi peor historia..)

Mis pulmones se rebelaron mil veces este año.
No acepto, no logro aceptar la violencia que el mundo me propone, me contamina lo que respiro, y toso.

Hoy el debate es si el médico que mató a tiros al delincuente que probablemente lo hubiera matado, es o no culpable de asesinato.

Recuerdo a Candela en una bolsa de plástico, usada como objeto de placer personal y descartada en la basura, como corresponde al ciudadano ordenado y educado.
Recuerdo al abuelo juez de la Nación, denunciado por una de sus nietas, amparado en el silencio de sus sumisas y violentadas hijas.
Recuerdo las fotos de los acribillados en los diarios, en las pantallas, la carne expuesta a mis ojos cotidianos.
Las bombas, las guerras, los náufragos ahogados en las playas de Europa, las madres cacheteando a los hijos frente a las góndolas multicolores del supermercado, las mujeres desaparecidas para ser traficadas y consumidas, las habilitaciones millonarias fraudulentas que matan doscientos pibes en un boliche de un plumazo...

Escucho al tontín de la radio tener un momento de lucidez, y entonces decir al aire lo que estoy pensando: "lo más terrible es que el debate no sea ¿cómo es que nos acostumbramos a esta barbarie? Hay muertos todos los días, gente que muere a manos de otra gente. Hay asesinatos todos los días, a tiros o por omisión y abandono. Y nosotros ya estamos acostumbrados. No nos pasa nada. Estamos tristemente acostumbrados. Es triste. Es muy triste lo que nos está pasando."

Y no nos parece terrible, ni nos parece urgente ver ¿cómo es que estamos educando a los seres humanos para que la vida valga tan poco? ¿qué están aprendiendo de nosotros? ¿a qué los estaremos acostumbrando..?

Toso.
Mi cuerpo se rebela ante la normalidad del espanto, aunque la conciencia se adormezca para tolerarlo. Cada tanto, la tos sacude el velo de mis ojos, y me duele el mundo un rato. Lo necesario para recordar, cuando ando, que quiero ser consciente de cada uno de mis pasos. Tener bien claro a qué dioses, a qué intereses sirvo cada vez que hago.

Toso.
Luego, existo.
(No me descartes.)


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