miércoles, 27 de octubre de 2010

Toma de posiciones


A las once de la mañana el cotorreo de mi vecina bajo la ventana de mi habitación fue el despertador agradecido que me dio tiempo de emprolijar lo imposible de mi rostro recién amanecido y abrirle la puerta al cencista contenta como nena que va a la plaza el domingo.
El señor simpático y humilde, pidiendo mucho permiso y dando muchas gracias, se acomodó en mi mesa de trabajo. Y en el charloteo protocolar de simpática a simpático mientras preparaba las planillas me suelta ..y bueno, hay que seguir a pesar de la noticia, ¿no?
Y así de sopetón me desayuno la muerte de Néstor.

Pienso en la soledad de Cristina. Pienso en él convenciéndola de subir al trono en un país en donde ser mujer es algo que no se nos perdona. Pienso en lo imprescindible que es tener junto a una alguien con quien se habla el idioma de la lealtad, pienso (salvando las distancias) en Perón y Eva, en Frida y Diego, en esa fuerza increíble que se despierta cuando hombre y mujer llegan juntos y se sostienen de la mano con verdad, uno a la otra.

Pienso en cómo la historia tiene un camino de miguitas con nombre de mujer, una lucecita que bajo el polvo y en la sombra marca un mojón distinto.
Reinas, santas, falsas monjas con corazón curioso por el saber, hembras deseosas de ciencia. Siempre acusadas de putas o de brujas, arpías imperdonables que osan brillar con su propia luz, que desisten del lugar de sombras que adornan a un marido y se atreven a no ser serviles ni complacientes.







Mujeres que van derecho como flechas al centro, casi siempre traicionadas por otras bien adoctrinadas que no les perdonan actuar con una libertad que parece ser prerrogativa solamente de la testosterona.

Mi presidenta se metió de cabeza con la iglesia, los oligarcas terratenientes y los milicos. Tres cajitas que los presidentes democráticos de esta bendita tierra americana han dejado cerraditas, no fuera cosa que el gobierno se les cayera a la izquierda y unas lustradas botas altas les patearan el culo.
Yo quiero escribir con ella a la cabeza una historia distinta, abrir un espacio, ganar el respeto y el derecho.

Hasta aquí la siguió su compañero de la mejor manera.
Ahora su libertad absoluta para decidir la encontrará con una almohada vacía en la intimidad de consultar los pasos para ganar confianza.

Yo la banco como quiero sentirme bancada por portación de tetas, y me siento libre de expresar lo que pienso sabiéndome a contramano de opiniones privadas y LA opinión pública.

A la mierda con ella, que es la misma que nos ha quemado vivas mil veces en sus hogueras.


8 comentarios:

  1. lamentablemente no voy a poder estar en la plaza...
    pero todo mi apoyo y el de millones de argentinos para cristina...

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  2. Muy trsite amiga, fuerrrrrrrrtísimo. Yo me enteré cuando estaba a punto de salir con mi cuestionario en mano y sonrisa al rostro. Quedé dura. Y siento lo mismo en cuanto a Cristina... qué compañero loco! eso es un hombre... y cuánto amor entre ellos.

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  3. Nena tenés unos ovarios que envidio.
    Tenés una fuerza y una convicción de la puta madre.
    Una claridad para decir y sentir de esa que hace falta.
    Seguí a contramano y bien portadas tus tetas!

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  4. No es ninguna casualidad que los grandes iconos del peronismo sean dos matrimonios. Dos complementos.. un perón sin eva y un nestor sin cristina no hubieran tenido sentido.
    Cuando eva llegó, la mujer no votaba siquiera.. hoy cristina es la primera presidenta electa por el pueblo.. cuanto camino recorrido.. y que seguiremos recorriendo.
    El dolor por la pérdida de Nestor se transforma en convicción, militancia y trabajo.

    Como escuche por ahi.. esta vez la que se quedó viuda no es isabelita.. es evita carajo!

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  5. Mierdaaaaaaaaaaaaaaaaa!!! Vos lo dijiste: Cristina se metió con esos monstruos degenerados de poder!
    Y todavía hay gente que no puede entender eso?
    Hace una semana no paro de llorar. Pero le vamos a dar toda nuestra fuerza. La amo, la amamos.

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  6. Un poco tarde, pero creo que vale. Cristina tiene cuatro ángeles que la cuidan: Néstor, Evita, Perón, y nosotros (y somos muchos).

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