domingo, 27 de noviembre de 2011

Eternidades

Ando experimentando.
Ando descubriendo las cosas, las mismas, pero con una mirada recién estrenada.
Porque en vez de agarrar con tanto miedo quiero creer en mí, creer en todo lo que creo, creer en lo esencial, en lo verdadero, y que este sentimiento me atraviese, florezca de mí para perfumarlo todo, suba como gotas de agua al cielo y otra vez vuelva a caerme como una lluvia bendita, tu boca regando mi boca de cosas que no tienen palabra que las nombre, y después cantar, cantarlo.
Y cantamos.
Algo bebo, algo te doy de beber, algo detiene el tiempo y lo vuelve una sensación feliz en el cuerpo que el alma mueve en un abrazo tan natural como respirar, en un entendimiento completo de cada movimiento que hace que siendo dos bien definidos por momentos seamos solo uno.
Y bailamos.
Bailamos y cantamos en las terrazas, en los jardines, rodando por las calles, debajo de los árboles floridos, detrás de los jazmines, con el cielo de testigo, perdidos del mundo para encontrarnos.



No hay comentarios:

Publicar un comentario