martes, 7 de septiembre de 2010

Viento en popa






Tuve que matar todas las cosas que fui.
Tuve que abandonar todos los amores, los puertos, las familias, los saberes, hasta abandonarme a mí.

Y después, elegir.

Elegir yo cada cosa, no heredarla, ni suponerla, ni transarla, ni tolerarla.
Elegir lo que sí y lo que no, porque ya sé cuál es la medida de mi alma y cuáles son los temporales que sé que puedo capear. Y con quiénes me subiré a bordo, porque sólo acepto que la compañía sea buena.

Elegir no volver a elegir ciertas cosas, ciertos lugares ni ciertas personas (porque, ya comprendió mi corazón que hay cosas que no cambiarán porque nunca estuvieron dispuestas a hacerlo).


Y entre todas las cosas que vuelvo a elegir, las elijo de nuevo a ellas, mis comadres, mis iyás. Todas esas mujeres que sienten algo latirles dentro y allá van a hacerlo sonar, caminando por la Boca, entre evangelistas y vecinos que fuman en las esquinas.
Las elijo de nuevo a todas ellas, así, imperfectas, hermosas, capaces de hacer una música generosa y solidaria, de patio de malvones, de veredas.
Porque cuando me veo parte de ellas, me reconozco.

(Y nadie como ellas sabe darte la bienvenida..)

3 comentarios:

  1. Hola, Me imagino que debe ser un grupo muy entretenido y bullicioso, jaja. La vida trata de eso precisamente, de hacer elecciones, por lo que revelan las fotografías la tuya es una magnífica elección... Un abrazo.

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  2. Me identifico mucho con el final, estoy en ese camino, el de elegir ser feliz y dejar ir lo que no me hace bien...

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