domingo, 12 de diciembre de 2010

Panorama

Lo de Villa Soldati me tiene en alerta sobre algo que ya vengo notando hace rato.
La gente está mucho más violenta.

Las campañas de Clarín en su divorcio del gobierno fueron contribuyendo al calentamiento global y lo peor de todos nosotros va nutriendo el discurso xenófobo, elitista y estanciero de tipos como Macri o De Narváez o Posse, va dándoles cabida.

La realidad de todos los días se fue poniendo salada. La lenta y constante costumbre del maltrato desde la más tierna infancia prendió bien y dio sus frutos.
La calle se fue volviendo una arena de batalla donde arrojarnos las frustraciones por la cabeza antes y después de amargarnos la vida en las oficinas.
Andar en bici se convirtió lentamente en un deporte de riesgo a manos de gente que a las siete y media de la mañana juega carreras temerarias a los bocinazos y es capaz de encerrarte en plena avenida mientras te putea sin sacar el celular de la oreja, poniendo en juego tu vida con saña, como si la culpa de su infelicidad fuera toda tuya.

La gente grita en los bancos, en los locales, en las casas, en los colectivos, en las escuelas, en los consultorios.

Miro las fotos espantada, pienso en el pibe de diecinueve años al que bajaron de la ambulancia y remataron de un tiro, en la crispación social, en las declaraciones imposibles de nuestros gobernantes, elegidos por gente que, carajo, piensa como ellos y se sienta junto a mí cada mañana en el bondi.

Pienso en el lento trabajo de hormiga que hago cada día a conciencia para desactivar en los niños la escalada imparable de responder a un golpe con otro golpe.

Nos dejaron sin ideales. Y eso es jodidísimo.
El plasma, las tetas nuevas y el viaje a Cancún ocupan las expectativas de las generaciones nuevas, criaditas a la luz de Cris Morena alumbrando las tardes desde la Tv.

Pienso que si seguimos pensando que el mundo es una mierda eso respirarán cuando enseñemos, y gente como esta siempre terminará ocupando lugares de poder.

En un mundo por el que no vale la pena pelear, tampoco vale mucho la pena vivir.






4 comentarios:

  1. Es bien triste luchar cada día contra la violencia infantil, inculcarles la necesidad de la palabra y que luego los inmorales demuestren que no hay caminos...

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  2. Es increíble el hijo de puta! ya es "gracioso"
    Lo que vos decís es así viste... la violencia está a flor de piel desde las venas más sutiles de nuestra tierra. Hay un mundo bonito dentro del mundo y ahí me sumerjo yo. La superficie... la superficie es espantosa, es poco atractiva y menos importante.
    El nuevo hombre o el ahogo... eso.

    Saludos desde Mundo Aquilante!

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  3. "En un mundo por el que no vale la pena pelear, tampoco vale mucho la pena vivir."

    Me quedo con esto.

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