miércoles, 2 de marzo de 2011

You can dance, you can jive..

En ese país increíble de mujeres en el que suena mi tambor, hubo una boda. Ya es de por sí bastante raro que la gente por estos días tenga la ocurrencia de ir a firmar junto a alguien más esas cosas del para siempre y sellarlo con un beso; imagínese entonces cuando la pareja contrayente ostenta ovarios por ambas partes.
Ya se sabe que la gente que sigue el camino que marca su corazón es digna de todo mi respeto. Y si encima pertenece al género femenino, tiene un plus (por aquí sigue siendo más aceptable ser un hombre que gusta de hombres que ser una mujer que prefiere a otra mujer, bilivit orrrr not!)
Así que el sábado, todas las pibas todas, encaramadas en tacos y con los brillos de gala, nos fuimos a pasar un fiestón en donde lo de menos era la prolijidad que amerita cualquier intento de seducción del macho argentino disponible que tanto nos entusiasma y nos lanzamos a un aquelarre en masa.





En mi vida me divertí tanto en una fiesta. Fue un ritual de libertad en donde cada una fue su versión más bella. El pogo gigante al ritmo de Dancing Queen, lleno de vestidos empapados y carcajadas de esas que te hacen doblarte de felicidad es una foto imborrable (y la de ellos mirando con tanto amor a esa maravillosa versión de sus mujeres es un talismán de esperanza que también me guardo, porque que los hay, sí que los hay..)


2 comentarios:

  1. Los mejores dolores de panza Chica!

    Que lindo lo que contás. Gracias por compartirlo.

    Abrazo

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  2. Lo que habrá sido ese pogo Dancing queen!!!

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