domingo, 1 de abril de 2012

Cita





Ayer me levanté pensando lo fácil que siempre me he cambiado por cualquiera, lo simple que me fue borrarme del mapa. Una educación bien orquestada en torno de tener que cambiar todo lo posible para ser lo que el otro espera. O lo que uno supone que el otro espera, más bien..
Vengo buscando con paciencia los bichos que me metió la mátrix para sacarlos con la sopapa limpiadora y dejar de funcionar desde lugares tan horripilantes y bien aprendidos.

Durante todo el día el desafío fue que mi cabeza estuviera en el momento presente, ahí mismo donde estaba mi cuerpo y mi atención, como cuando era chica y jugar era una tarea que me demandaba cuerpo y alma, porque todavía no me habían inoculado la ansiedad.
Tejí unos hermosos cuadrados combinando los colores y viendo crecer las formas, los dibujos de lana. Viendo el día crecer, encendí la radio y aparece Drexler hablando de Fernando Cabrera, y el mismo Cabrera después, bellamente hablando y contando que tocará a la noche en el Café Vinilo.

Pocha era (es y será) la que abría mis puertas musicales. Mágicas cuevas de música y vino por Palermo de las que nos llevábamos gajos y hacíamos florecer después cada vez. Pocha lejos, ella no tiene nada para ir a ver y yo acá, con nadie con quien compartir la música.

Tocaba Cabrera en Café Vinilo y me lo iba a perder.
- Qué pena.. no tengo con quién ir..

Dos minutos duró el silencio mental.
Ahí estaba el bicho.

Todavía sigo creyendo que ser feliz, pasarla bien, realizarse en la vida, encontrar el destino, vivir en estado de amor, tienen que ver con algo que tiene que llegar desde fuera.
Pasar del discurso a la acción. Regla número uno.
Esta noche salgo conmigo a vivir la experiencia de ver y escuchar a Cabrera.

Levanté el teléfono, una chica vinilo me dijo que ya estaba todo reservado, pero se podía tentar a la suerte.
-Venite ocho y cuarto y te anoto en la lista de espera. A las nueve menos cuarto se caen las reservas y empezamos a llamar a los que están.

Nueve y diez tomé posesión de la cuarta silla de la mejor mesa del lugar, alta y al fondo. Conocí a un santiagueño y su hija y a un chico muy amanerado y de conversación interesantísima, brindamos con cerveza y agua por la suerte de haber entrado, las luces se apagaron y me fui volando con Cabrera y Liliana Herrero que le tomaba el escenario por feliz asalto para darme esos acordes que tan feliz me hacen, en una noche amigable y tinta.

Volví viajando por la ventana del colectivo, la avenida Santa Fe, sus luces amarillas, el zoológico y el botánico, el Puente Pacífico, las cuatro esquinas de Cabildo y Juramento, el paredón de ladrillos de la quinta presidencial, los paraísos, los tilos, los robles de mi barrio. Caminé las veinte cuadras desde la avenida respirando el regalo de una noche tibia de otoño, las estrellas que se pueden ver en estas noches sin nubes todavía. Pasé por debajo de las bóvedas verdes de estos árboles que se abrazan cruzando las veredas, me reí de mí misma en un par de recuerdos, canté una canción que me vino a la memoria, entré a casa y creo que no será la última vez que me encuentre.

Mientras siga teniendo la cabeza donde tengo el cuerpo, ahí va a estar mi corazón.

4 comentarios:

  1. No se bien que contó despues de "Ayer me levanté pensando lo fácil que siempre me he cambiado por cualquiera", pues me quedé en esa frase... Esa que me pareció de una exquisita contundencia, única vez escuchada y original en su contenido y que toca la fibra íntima. Clap clap clap clap

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  2. Y yo me alegro de que hayas empezado a tirar esa frase a la papelera y empieces a ser tu para siempre, capaz de acompañarte a cualquier parte y no tener que esperar ni depender nunca de nadie. Ni adaptarte, si para ello te pierdes: o se adaptan dos o ninguno, porque nadie debe quedar por el camino.
    Ámate, chica: solamente tu estás contigo desde que naces hasta que mueres, los demás van y vienen

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  3. Usted si que es una mujer amazona...ya dije eso?

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  4. Y yo me quedo pensando lo fácil (y obsceno) de esos cualquiera que no te dieron motivos para extrañarte un poco más...
    Existen soledades que no termino de comprender, que me vuelven imagen la palabra necedad.
    Sabé que no es fácil abordarte en tu inmensidad... pero ese ser capaz, justo, está ahí, latiendo sin saberte, durando hasta vivir en tu encuentro...y encenderse, nomás.
    Sos tremenda, sublime, sirena.
    Te quiero tanto las palabras (también).

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