Hay que sacarlo a galopar cada vez que se pueda. Las torceduras y los esguinces le van templando el carácter y lo vuelven más flexible.
Si le agarra el reuma del miedo, estamos al horno. Para evitarlo tiene que arriesgarse.
Yo tengo una marca nueva de dolor en los ojos. Y éso hace que mi mirada sea un poco más profunda. Pero mi corazón sigue entero. Y no es de plástico.
Dueño de un corazón loco que se dobla con el viento ys e rompe.
ResponderEliminarComo su nombre lo indica, Andrés Calamaro, usted es el mismísimo suicida que remonta vuelo.
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