jueves, 27 de noviembre de 2008

La bruja que mira el magma

Semilla rara la de fin de año. Todo brota o todo explota. Los proyectos tambalean a manos de la velocidad de cierre de diario que matiza las cosas.
Ronda en el galpón. Alguien dice que tenemos que saber hacia dónde vamos. Me cuelgo de esa frase como de una hamaca. Nunca sabremos para dónde vamos, nos llevará el agua, o el viento. Yo misma no sé cómo es que llegué hasta acá, a tantas felices horas de música, de niños, de hija, de madre, de hermano, de amigas, de gente linda que aparece y aparece, de ciclos que se cierran y comienzan.
Hay que quererse mucho para perder juntos el tiempo como intentamos hacerlo. Hay que aprender a jugar el mismo juego de la generosidad y el disfrute porque sí.
Pienso que cuando somos chicos es más fácil andar en grupo, es placentero. La amistad surge fácilmente porque todavía somos ingenuos, que es una condición fundamental para el amor. Es más difícil ahora que ya tenemos más años, que ya bebimos el jugo de alguna traición.
Los miro. Miro sus gestos, lo que no dicen, lo que quisieran decir. Recorro el círculo buscando una respuesta.
Con algunos siento que lo logramos. La risa brota fácil y reiteradamente; otros ojos expectantes buscan un hueco por dónde entrar. A algunos les tengo fe.
Y mientras la charla sigue, entrecierro los ojos y me imagino las luces, la gente, la música, la risa, la felicidad.
A ver quiénes se animan a jugar a ser una banda de rocanrol..

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