viernes, 12 de diciembre de 2008

Crecer



Hoy egresaron de la primaria mis niños de sexto grado. Hoy mi nena, mi china, vistió gorrito negro americano junto a sus veintiún compañeros para egresar un poco de su infancia.


Uno por uno los ví subir precedidos por fieles descripciones de ellos que hicimos sus maestros. El galán, la que está llena de música, la enamoradiza, el karateka, el bohemio, el estrella de rock, la negociadora, el pacifista, la ecológica. Los ví proyectos de adolescentes, tan altos, tan hermosos. Lloré a moco tendido y ellos me miraban enternecidos como yo a ellos, y nos reíamos juntos de mí.


Todo el día estuvimos todos de fiesta, bailando en patas por los salones, por el pasillo, los chiquitos aplaudiendo, las maestras desfilando, todos comiendo porquerías y firmando remeras. A las cuatro y diez subieron ellos desde el patio corriendo por las escaleras, se pararon en mi puerta y Ramiro dijo: "¡Es la vuelta olímpica!¡Nuestro último recreo en la primaria!". Dieron una vuelta corriendo al pasillo y al pasar todos por mi vidriera me saludaron con las manos como hacen todos los días. Los ví lindos, los ví felices, los ví agradecidos, los ví llenos de amor. Ya vendrán el año próximo con sus cortes floggers, sus voces agravadas y sus miles de collares y pulseras a pedirme tecitos y abrazos, a buscar un poco de la infancia que irán perdiendo y que yo me quedo.


Tienen razón cuando me dicen que un día me voy a deshidratar. Todavía no puedo dejar de moquear.


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