domingo, 22 de marzo de 2009

Destino de cisne

La china volvió triste de su viaje de una semana con la escuela. En la fiesta de despedida, peinada y arreglada con esmero, nadie la sacó a bailar.

Salió llorando del baño después de su ducha y de su mal fingida alegría al contarme lo bien que la había pasado. Salió llorando y a mí el corazón se me hizo puré.

La miré mientras le secaba tanta lágrima y le alcanzaba un vaso de agua para curar el hipo angustioso, rezando que también le curara la herida nueva que mostraban sus ojos, y me acordé de mí. De mi propia soledad a los trece, catorce, quince eternísimos años que parecían nunca terminar por fin. De mi propia soledad ahora que tengo veinte años más en éste mundo, del que todavía no logro entender a veces cuáles son las reglas.

Mirándola miré todo mi caminito recorrido. Tomé aire y nos sentamos en mi cama a conversar.

"Tenés destino de cisne" le dije.

Abrió grandes esos ojos profundos que tiene, sus ojos de almendras inundaditos de pena, y empezó a escuchar.

"La gente no es toda igual. En la vida están los patos, todos iguales, repetidos, previsibles. Patos que van en fila, unos detrás de los otros, día tras día, a nadar en los mismos charcos sin preguntar.

Cada tantos patos aparece uno que es distinto. Aparece un pato con esencia de cisne.

Los cisnes florecen desde adentro para afuera, se templan en soledad, por alguna razón las cosas no les son fáciles, y cada pequeño dolor da un cincelazo más a su destino mientras dura su vida de patos distintos.

Y un día, a fuerza de preguntarse cosas, de mirar la vida desde otro cristal, de no encajar, encuentran que nada los completará desde afuera, se buscan esenciales y se encuentran, y entonces una luz les aparece por los ojos y florecen. Florecen cisnes. Y se dan el lujo de mirar a todos desde un lugar nuevo. Y mandarlos a cagar."

Nos reímos a carcajadas las dos entre las lágrimas que ya nos salían hasta de las orejas mientras nos abrazábamos. Y en esa risa y ese abrazo supo que en su camino de pato raro ella no está tan sola. Vive con un pato raro que un día se hizo cisne y que es su mamá.

5 comentarios:

  1. me emocionó hasta las lárgimas.
    besos, Delia.

    ResponderEliminar
  2. No me hagas llorar te lo pido por favor.
    Ya en St. Louis notamos profundamente tu ausencia.

    ResponderEliminar
  3. Amigo Pol, no sabés lo lindo que se sintió lo que acabás de decirme.

    ResponderEliminar
  4. Que hermoso! Que manera de decirlo.
    Conmovida, vea.

    ResponderEliminar