miércoles, 1 de julio de 2009

Sin conexión




Cada tanto sufro una extraña alteración que me enemista con la tencología. O mejor dicho, hace que la tecnologría ande de culo conmigo.

Hace unos años, por ejemplo, mi teléfono se empacó en dejar de funcionar, y durante dos meses interminables me la pasé lidiando con Telecom que olvidaba asentar los arreglos, los reclamos, las plegarias, y enviaba una y otra vez técnicos que dejaban funcionando las cosas por un par de horas hasta que la línea volvía a hacer un ruido de fritura y moría nuevamente para siempre.

De un tiempo a esta parte, mis mails no llegan a ningun destino, los mensajes de texto del telefonito quedan flotando en los satélites sin encontrar el rumbo. Mi equipito que leía USB sufre de una rara epilepsia que no me deja pasar del primer tema musical. El inalámbrico de casa sufre paros baterísticos que me dejan incomunicada hasta que se le canta arrancar nuevamente.

Entonces pienso que la vida es sabia y me protege de lo que no debo escuchar.

O lo que no debo decir.

2 comentarios:

  1. Para lo que hay que oír!
    Guarda y no empiece a forcejear con los cables y se me vaya a quedar pegada eh...
    Besos Bonita!
    Aquilante.

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  2. Los cables no se tocan. Un eléctrodoméstico debe repararse golpeándolo. Suavemente al principio. Temerariamente fuerte cuando ya está a punto de fenecer.
    Así me va...

    Salud, Aquilante!
    Cómo la quiero!

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