lunes, 28 de septiembre de 2009

Viajar




Tengo que hacer otra vez otro viaje. Tengo que volver a cruzar el río para llegar a mar abierto. Otra vez con mi tambor, pero ésta vez es distinto. Viajo para volver distinta, ya lo sé. Ya me estoy distintoneando ante mis propios ojos por culpa de sus propios ojos y viceversa.



Otra gente de la que estar cerca en un hostel que casi será sólo de los malditos jipis, diecisiete entre tamboreros y bailarinas y una Graciela.



Yo viajo a una pausa como el ínfimo silencio de cuando algo deja de subir por la patada y comienza a caer con el alma apretada en la boca del estómago. Voy a ver el cielo antes de volar planeando. Voy a tocar por Montevideo un candombe que, sospechó, sonará gozado.

3 comentarios:

  1. Y cuando digo cielos, digo cielos azules.
    A veces me sorprendo de cuánto me identifico con gente a la que no le sé más que las palabras... pero vos sos infinita y me das orgullo.

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  2. Aun recuerdo vivamente la autopista cortada, sus pelos rojos bien vivos y un encantamiento de almas inmediato.. la conocí ese día en el fucking gol gris del señor del piano y baqueta gruesa o habra sido mucho antes?? que mas da.. aqui estamos.. y cuando vuelva del cielo uruguayo.. aquí estaré..

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  3. Vaya nomás, encantadora, vaya y encante allá también, en el cielo y en la tierra... tómese su tiempo (y unos vinos cómo no),pero vuelva! porque al escucharla tocar y cantar, los orientales van a querer quedársela y el conflicto será inevitable... y ya se sabe que queremos tanto a nuestros hermanos uruguayos.

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