lunes, 16 de agosto de 2010

Para el bolsillo del caballero


Continuando con mi tesis sobre cómo dar por tierra con cualquier vestigio de coraje que impulse a un muchacho a invitarme un café, me despacho a gusto enunciando, una vez más, desde este humilde espacio mío, lo que se me viene en gana (o se me canta en el orto, como más le guste, sea libre) porque es mío.

Que la mierda sea habitual no significa que esté bien.
De la misma manera (siguiendo con la línea derechita del pensamiento mismo) que todo el mundo ejerza una conducta similar en algunos aspecos no no significa que eso mismo sea lo que HAY que hacer.

No lograrán convencerme, a fuerza de banalizarlas, de la intrascendencia de las cosas trascendentes.

Compartir el cuerpo con alguien más tiene que ser, a mi entender, una experiencia diferente al onanismo. Sin conexión, muchacho/a (s), no es posible el erotismo.
Hay cosas que no deben dejar de ser un arte para pasar a ser un mero deporte. Porque cuando todo se banaliza, nada satisface. Ahí es donde el agujero negro se vuelve inllenable.
El sexo no es una necesidad fisiológica, no me rompan las pelotas. Los seres humanos pueden mover fibras más finas que las puramente químicas del reino animal.
No estoy hablando de romanticismo barato, sino de encontrarse unas con otros (o la variedad que le guste citar).

Entonces, digo yo recordando tu cara de banana mientras me sugerías que me trepara a tu somier:
¿Qué loca convicción te hace suponer que siendo todo lo jodido, irónico, desconsiderado, desagradecido y ácido que se puede ser, tenés la mínima posibilidad de despertar en mí algún tipo de deseo?
¿qué me viste, cara de grupi, boludo?
No hay nada más descalentante que un tipo que no mira otra cosa que su ombligo, no logra recordar el nombre de ninguna chica y no sabe compartir un silencio. Ningún talento compensa un corazón helado.

4 comentarios:

  1. Ahh... me suena muy conocido (y no por eso me conformo con ello). Vos lo dijiste bien clarito: que la mierda sea habitual, no significa que esté bien.
    Todavía soy optimista.
    Un beso grande.

    ResponderEliminar
  2. firmo con todas mis múltiples personalidades (uno, uno solito de mis tantos trastornos). tu rebeldía incluye frases antológicas (que te chorearé sin pudor cuando amerite). ¿dónde, dios, dónde están los pibes, que se pierden esté auténtico bombón que sos? besos, muchos.

    ResponderEliminar
  3. Vamos a ver la peli se Suar? Tengo descuento dos por uno de Club La Nación y despues obviamente te invito un café, colega...

    ResponderEliminar
  4. Ale: Hermosor de mujer, son los optimistas los que terminan por cambiar el mundo.

    Amiga pájaro: juaaaaaaaaaaaaaaaa
    Las verdades deben desparramarse. Llévese de aquí todo lo que le guste (siempre habrá más!)
    Muchísimos besos para usted!!

    Capitán: Sólo prométame que no llevará el táper con pochoclo de su casa...

    ResponderEliminar