miércoles, 18 de agosto de 2010

Presagio de primavera


Septiembre se revela
en la verdad de los sonidos matinales que ya cambian.
Ahora son de gorriones que se llaman
se anuncian.

Despiertan las semillas
bajo la tierra todavía fría
con la fuerza suficiente como para abrirse camino hacia el sol que las reclama.

A veces siento que también yo despierto.

Y no me animo con él al silencio.
Hay cosas que en el silencio se vuelven inevitables,
se dejan llevar como ríos,
sólo a veces,
sólo con quiénes.

Miro y es una manada
y de todos ellos sé que será solamente uno
pero podría ser cualquiera.

Y también podría ser ninguno.

Él siempre está al borde de que lo asesine.
Él saca lo peor de mí.
Él no está disponible.

Y el silencio, las pocas veces que ocurre, es un atardecer sentados en el colectivo cuando septiembre empieza a ser octubre y los naranjos.

2 comentarios:

  1. Hermoso puema...

    "Él siempre está al borde de que lo asesine.
    Él saca lo peor de mí.
    Él no está disponible."

    Si sabré de esto en estos tiempos... Qué dolor!

    ResponderEliminar
  2. Son esas poquisimas personas con quienes más disfruto los silencios aquellas con quienes más me gusta charlar.

    El silencio disfrutado es aquel que no requiere la necesidad de ser interrumpido. La comodidad y dejarse llevar por el río son los requisitos indispensables para el silencio compartido.

    PD: Así como se suele decir que las semillas despiertan en primavera, se podría pensar que los fenix la eligen a ella también para renacer?

    ResponderEliminar