sábado, 7 de noviembre de 2009

Esencias, parte dos.

Yo tenía veinte años, vivía en un quinto piso interno en pleno aparato digestivo de Belgrano, en barrio de comida kósher y ropa de oferta. Estudiaba arte dramático y danza, trabajaba como moza y como depiladora para mantenerme a duras penas, y era increíblemente feliz yendo en bondi por todo Buenos Aires para hacer una cosa distinta en cada punto cardinal. A veces amanecía dormida en la bañadera, con el agua helada que había estado hirviendo la noche anterior, cuando metí mi cuerpo agotado de bailar cuatro horas a distender sus músculos para poder seguir.
Yo tenía veinte años y el programa más lindo para un sábado a la noche eran unas botellas de gancia y todas nosotras bailando a Fito en el balcón de mi casa:

...*coro

Yo te conozco de antes
desde antes del ayer
yo te conozco de antes
cuando me fui
no me alejé
llevo la voz cantante
llevo la luz del tren
llevo un destino errante
llevo tus marcas en mi piel
y hoy solo te vuelvo a ver..

La negra, mi hermana, tiene razón. Mis recuerdos de toda la vida están siempre musicalizados por una canción en particular. Puedo ir directo a la sensación de aquél momento cuando escucho la canción que lo marca. Los olores, las tristezas, los sonidos.
Nunca elijo los temas por mi misma. Son las canciones las que me buscan y aparecen como telones de fondo que graban el recuerdo como un tatuaje. Y por lo general, la vivencia es tan personal que los demás involucrados jamás se enteran, o no recuerdan.

Tengo la sensación de que cada canción que hay en el mundo le provoca a por lo menos un individuo del planeta algún recuerdo profundo. Por eso es tan lindo, por ejemplo, cantar una canción que sabidamente ha conmovido o conmueve a multitudes. Así la canción se carga de un sentimiento bello, de un recuerdo emotivo, una esencia que se puede ver nítidamente al cantar con los ojos cerrados un momento. Y entonces, al invocarlo, se devuelve ese momento de emoción lejano a la gente.

Eso es lo que, a mi entender, marca la diferencia entre cantar una canción o interpretarla.

Aguante Cacho cantando "La gata".

Nada más.
Pueden seguir en lo que estaban.

1 comentario:

  1. No puedo seguir morfando el sanguche. Necesito que baje con un mate. Botellas, amigos, un balcón y Fito... Veinte años. Exacto. También anduvimos en eso. Seguí tocando chica con tambor que está buenísimo.

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