martes, 24 de noviembre de 2009

Un Sol

Solcito nació con la marca de tener que conquistar su vida a puro esfuerzo de pulmón.

Su corazón era un lío, y hubo que abrir para poner cada cosa en su lugar.

Tiene ya dos meses vividos dentro del Hospital Italiano, más precisamente en terapia intensiva, dos largos meses en los que su mamá, olvidando el costurón de la cesárea, se convirtió en un fiel granadero que espera cada día una señal que le indique que podrá sostenerla en sus brazos para dormirla, besarla y olfatearla como todas las mamás hacemos con esas pequeñas porciones de nosotras que cobran independencia de nuestro cuerpo para andar.

Sus pulmones están cansados de pelear por una vida que todavía no sabe qué cosas le deparará, y cada tanto colapsaron haciendo que todos contengamos el aliento haciendo la fuerza que a ella todavía parece faltarle (aunque yo creo que todo lo contrario).

Esta es una de las primeras sonrisas que regala en todo este tiempo.

La veo y me da vergüenza bajar los brazos.

La veo y me dan ganas de verla correr por ahí, de escucharla hablar de las cosas que va a ir descubriendo, de lo que está aprendiendo por ella misma y de lo que, seguramente, me va/nos va a enseñar.

Si tenés un minuto, mirála sonreír y sonreí con ella.

Hay una mamá, un papá, una abuela y muchos tíos (de los de sangre y de los que la vida te regala) que quieren verla dormir en la habitación que con tanto amor prepararon para ella.

Dejá un minuto de leer el Clarín y toda su sarta de pelotudeces a ver si, con mucho buen deseo, la convencemos de que todo esto vale la pena.

Ahí te va. Enamoráte de ella (es inevitable.)

6 comentarios:

  1. Esos ojos *ya* dicen un montón más de lo que yo pude decir calculo que a los diez... Y esa sonrisa, mi deus, si es que lo hay, está ahí adentro. Enamorada. Gracias por compartir este solcito.

    ResponderEliminar
  2. Las mamas, tal vez por eso instintivo que tenemos, y no por madres, sino por mujeres, nos valemos como lobas del olfato para saber de nuestra cria.
    Así lo hice y me lo has recordado, estando con mi hija en un sanatorio a la espera de que por lo menos mi aliento le sirviera para animarse a saber que le deparaba esta vida.
    Ojalá ese aliento de su mamá sea también el buen remedio para que ella también festeje haberse animado.

    ResponderEliminar
  3. Yo estuve ahí hace mucho, y juro que contemplar esas sonrisas te hacer ver el mundo distinto para siempre. Pero el mundo te ecaja el Clarín y la tele y no entienden porque vos agarras a tus cahorros y te vas a mirar el río un día de semana cuando todo el resto del planeta sabe exactamente en donde estan los piquetes y no la luna. Hermosa foto. Vamos Sol!!! Hay uno más que hace fuerza por aquí

    ResponderEliminar
  4. no decirte que las lágrimas saltaron sería de maricón...
    que tenga toda la suerte del mundo!!!

    ResponderEliminar
  5. FUERZA SOLCITO!!!!!
    (las lagrimas no me dejan seguir tipeando...)beijos

    ResponderEliminar
  6. Ese Solcito haría morir de envidia al mismísimo Rey Sol con esa sonrisa..
    Gracias por commpartir el Solcito con nosotros...
    Beso sonriendo, deseando encontrar alguna vez esa inmensidad en mi sonreir.

    ResponderEliminar