lunes, 1 de marzo de 2010

Miratlón

Una está acostumbrada a mirar furtivamente. A pispear y ser pispeada. A relojear y dejarse espiar al partir. A las bajadas de pestañas como persianas declarando la siesta.
Pero no es costumbre descubrirse mirada con ojos abiertos y curiosos. Ojos que te miran la envoltura y miden despreocupadamente por dónde empezarán a pelar el caramelo. Ojos redondos y ávidos como los de los niños. Ojos que miran con despreocupada atención sostenida. Ojos que declaran en su redondez que lo que miran les gusta.
Entonces la sorpresa anula la reacción.
Y qué glorioso es mirarse con ése otro completa y francamente de frente hasta que se suelta la risa.












9 comentarios:

  1. Qué envidia.

    Nunca aprenderé ese lenguaje. Soy miope.

    ResponderEliminar
  2. ese punto de contacto que no tiene precio, en los que hasta se puede, literalmente, verse reflejada en el otro.

    ResponderEliminar
  3. Me gusta el verbo pispear, aunque prefiero mirar de frente y que mis ojos dejen ver las ganas que tengo de pelar ese caramelo.

    ResponderEliminar
  4. Yo siempre miro de frente. Nunca aprenderé a hacerlo de otra forma.
    No quiero.

    ResponderEliminar
  5. Envidia parte dos! Otra miope!
    O más bien tímida.
    Si te miro así, estoy borracha.
    O... uy sí me pasó una vez.
    Qué looser sueno.
    Me voy a pispear por ahí, saludoos!

    ResponderEliminar
  6. excelente título...
    escuchando Ramones - Pet Cemetery

    ResponderEliminar
  7. Es sabido: la miopía y la timidez no son buenas aliadas de la práctica de este deporte.

    Verse reflejada de pronto en el otro es gloriosamente divertido, un pellizco en el diafragma. Ese es el premio de mirar de frente. (Ese y pelar algún día el caramelo, por supuesto)

    ResponderEliminar
  8. Sí, el espejo de los niños es un viaje de ida.
    Aprender,
    aprender
    y
    A prender!

    Saludos desde Mundo Aquilante!

    ResponderEliminar