martes, 21 de octubre de 2008

Me fui de casa a tocar rocanrol (parte cuatro)

Llovía como la ostia, se caía el cielo literalmente esta mañana. El recuerdo del paupérrimo ensayo de la semana pasada me hizo flaquear y llamé a Dani para confirmar si había banda a pesar del temporal."¿Y por qué no iba a haber?" me contestó socarrón. Qué distinta es la realidad del que tiene auto..

No hay nada que me guste tanto como empaparme en una lluvia de día de calor. Me subí a la bici y me fui por Florida hasta la estación.
El galpón era la inundación misma. Mientras pasaban los secadores peinando agua hasta las rejillas, Pol ya tenía el sonido armado y andaba dale que dale con la guitarrita. Seba jugaba con tres surdos y todo el tiempo sonaba un samboncito de fondo, de esos chilingosos, mientras cada uno entraba en su frecuencia.
Fui por el mate. Ya estaba listo. Buena señal.

Y estaban las letras, y afuera llovía, y empezamos con algo, y el reggae, y la bossa, y el mate y Raulo y Pol que me cambia las letras, y "vámonos ahora antes de que decaiga!!", y aparecen las voces, la risa, la risa. Y se armó. Algo se armó. Eso que no es fácil, eso que si no sale, no saldrá nunca.
Desalojamos con la sensación de tener la panza llena.
Afuera el cielo iba asomando celeste.
Yo seguí cantando todo mi viaje de vuelta en tren.

2 comentarios:

  1. A la remilmierda esto ya es una crónica. Nuestros retoños sabrán de nuestros buenos momentos gracias a esto, también!

    ResponderEliminar
  2. y cuando seamos como los rolling stones, tendremos con qué publicar un libro.
    JUUUAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

    ResponderEliminar