miércoles, 8 de octubre de 2008

Me fui de casa a tocar rocanrol...(parte dos)

De a poco la gente franca va mostrando su mapa. Como Pol Neiman, el mostro. Llegué a la banda en pleno proceso de cumbia colombiana, el clima era algo tenso y Pol andaba como indispuesto. Pero en la maldad encontramos una complicidad cariñosa. Se ríe de sí mismo. Éso es una marca particular.



Noe y su fiaquez eterna, me sigue en todas las boludeces que le pido mientras le acerco un pandeiro. Me gusta tanto bailotear y cantar mientras ella toca.


Raulo, il capo, el padrino, el superhéroe, el grosso, gigante de la bombonera, mi amigo que siempre será como Peter Pan. El martes ni siquiera se tomó la molestia de tocar el bajo de pie. Y sin sacarse los lentes de sol cortaba el ensayo para pedirles a los tambores que tocaran más bajo, si no no podía escucharse a sí mismo. Raulo es inimputable.
Otros están todavía a cierta distancia prudencial.

Y mientras algo se abre y florece, y los camiones pasan por Huidobro completamente ajenos a lo que se cocina en el galpón, la banda sigue tocando.

1 comentario:

  1. ¿Indispuesto yo? ¡Pero si ya estoy inmunizado contra los ciclos chilingos!
    Raulo un día de estos directamente ni se molesta en tocar el bajo.
    Sigamos así, que llegaremos tan lejos y no sabremos cómo regresar.

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