Noe y su fiaquez eterna, me sigue en todas las boludeces que le pido mientras le acerco un pandeiro. Me gusta tanto bailotear y cantar mientras ella toca.
Raulo, il capo, el padrino, el superhéroe, el grosso, gigante de la bombonera, mi amigo que siempre será como Peter Pan. El martes ni siquiera se tomó la molestia de tocar el bajo de pie. Y sin sacarse los lentes de sol cortaba el ensayo para pedirles a los tambores que tocaran más bajo, si no no podía escucharse a sí mismo. Raulo es inimputable.
Otros están todavía a cierta distancia prudencial.
Y mientras algo se abre y florece, y los camiones pasan por Huidobro completamente ajenos a lo que se cocina en el galpón, la banda sigue tocando.
¿Indispuesto yo? ¡Pero si ya estoy inmunizado contra los ciclos chilingos!
ResponderEliminarRaulo un día de estos directamente ni se molesta en tocar el bajo.
Sigamos así, que llegaremos tan lejos y no sabremos cómo regresar.