miércoles, 9 de diciembre de 2009

Giros (cuento)

Ay, dios mío, mamá, vine en cuanto me avisaron. Pero mirá cómo estás... dejáme que te peine un poco. Te traje alguna ropa, me imaginé que acá no te iban a dar más que un taparrabos. Qué lugar tan oscuro... ¿por qué no abren los postigos un poco? Ah, la señora tiene la vista delicada... ¿esa es tu mesita de luz? A ver, te traje agua mineral, unas galletitas sin grasa, nada de sal tampoco, me lo dijo recién el médico residente, el jovencito ése que te atiende. Fue la presión, dice, un ataque. Con tiempo y paciencia te vas a poner bien. No, no te pongas nerviosa, no llorés. Si te ponés así me voy a tener que ir... no te hace bien. Si, a Marcela le avisé, pero no puede salir de la oficina porque le descuentan el día, ¿viste?, y te imaginás, entre el alquiler, el colegio de las nenas... no se puede dar el lujo de cobrar ni una moneda menos... vos lo sabés bien, que cada tanto le tenés que apagar el incendio, ¿no? ¿cómo? Claro que lo sé, lo sabemos todos, mami, si las tías dicen que seguro el ataque es porque vivís preocupada por mantener a las nenas, como les decís siempre que las ves...
Te arreglo un poquito la cama, así. Ponete este camisón, el nuevo. A ver, te acomodo un poco las almohadas. Mirá vos... venía pensando, menos mal que fuiste precavida mamá... ni que fueras bruja. Vos siempre dijiste que de vieja no querías molestar a nadie, que si te enfermabas no querías ser una carga. Y guardaste, puchito de acá, puchito de allá... juntaste... nos apretaste bastante, pero cargaste una linda cuenta...
Yo no podía entender que lo guardaras pensando en una enfermedad futura, con tantos usos que podía tener en el presente... claro, vos estabas gestando tu recompensa para la vejez, y cada una de nosotras tenía que procurarse lo suyo.
Si... uno por ahí de joven no entiende... la verdad es que fue difícil digerir ese sentido tuyo de la justicia tan particular... una siempre piensa en tiempo presente ¿no? toda esa guita ahí, al alcance de la mano, resolviendo tantísimas urgencias... o dándonos el espaldarazo para arrancar... si, ya sé. Seguramente la hubiéramos desperdiciado en malos negocios. Teníamos la cabeza llena de pajaritos... si... hiciste bien.
Uy, ¿te acordás esa vez que me fui a tu casa a pedirte un préstamo? Ja, menos mal que me dijiste que no. Si... me acuerdo de todas las noches que pasé sin dormir pensando cómo decir las cosas para que no te cayeran mal, para que no pusieras esa mirada de hielo... transpiraba pensando en que me dijeras, por favor, que sí. Era un cruce en el camino, una bisagra para cambiar mi historia. Y te lo iba a devolver todo y más... menos mal que me dijiste que no.. la plata para abrir la escuela... claro, en ese entonces no fuiste muy específica con los motivos, no entendí eso de que no me la podías prestar porque no sería justo para mi hermana... nunca llegué a juntar la plata... pero lo que no te mata te hace más fuerte, ¿no, mami? Y no me puedo quejar. Seguir siendo empleada fue una tranquilidad.
Marcela tampoco entendió cuando le dijiste que no a ella... era para comprarse la casita... te ofreció devolverte el doble, pero quién sabe si lo podía cumplir, ¿no? Seguramente que no, menos ahora que se quedó sola con las dos nenas. Claro, el tema era Guillermo, nunca te gustó. Los bohemios te caen mal desde siempre. No se puede vivir de sueños, es muy fácil ser hippie con la plata de los otros... si, la gente que se apoya en préstamos siempre te sacó sarpullido. Qué loco ¿no?... teniendo en cuenta que todo lo que vos tuviste te lo regalaron... y claro, querías que Marcela se diera cuenta de que no valía la pena enterrarse al lado de un soñador, de un tipo que siempre estaba lleno de proyectos. Y si, el hambre siempre te cambia el punto de vista. Parece que ahora la pegó, Guillermito, ¿eh?... seguramente gracias a que aquella vez no se la hiciste más fácil... la vida no está para que las cosas sean fáciles. Fácil es una palabra que no tiene ningún prestigio. Lo que vale tiene que costar. Sangre, sudor y lágrimas. Sobre todo lágrimas...
¿Qué querés? Agua, tomá, tomá un poquito. Así está mejor. Si... nada fácil. Hay que ganarse las cosas subiendo los peñascos, lastimándose las manos. No nos vengan a nosotras con ideas libertinas. Si no hubiera sido por vos, mami, no seríamos estas dos mujeres de acero que somos. Podés estar orgullosa... tanto golpe, tanta falta, nos enderezó, nos templó el carácter. Ya bastante desgracia tuvimos de nacer mujeres, ¿no? Pero gracias a dios la vida hizo dos montañas de esas dos debiluchas que fuimos de chiquitas, esas que te sacaban de quicio cuando se ponían a llorar...
Bueno, mami, basta de cháchara, tengo que volver a dar clases, a la tarde vengo otra vez. ¿Cómo? ¿a una clínica?¿por qué, qué tiene de malo el hospital? Mirá, con Marcela estuvimos charlando. Por el tiempo que necesitás de internación y los remedios, la plata que tenés no es suficiente para una clínica. Yo tengo algo ahorrado, podría dártelo y completar lo que falta... pero no es bueno que las cosas sean demasiado fáciles... siendo un ataque tan complicado, con tantas posibles secuelas, necesita una recuperación esforzada. Una clínica tiene demasiados aparatos, tanta ortopedia, sería tan fácil que recuperaras los movimientos de esa forma... pero Marcela dice que, en cambio, si vos lográs recuperarte en este hospital público, mamá, si vencés la burocracia, la miseria, el abandono, el miedo, la soledad... si resistís, si sobrevivís... después no te para nadie, mami. No te para nadie.


8 comentarios:

  1. Impecable, casi perfecto.... No te para nadie.

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  2. Sublime. Nada vale sin sacrificio.
    Odio esa palabra, sacrificio. Carga tu cruz... y lo conseguirás. Conseguirás seguir cargando tu cruz.

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  3. Excelente!

    y que se metan el cuento del sacrificio en el culo, la vida puede ser mas fácil, mejor, lo del sacrificio es el cuento que nos metieron, justamente para rompernos el culo a nosotros.

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  4. Genial, un bonito cuento incluso para ambientarlo en navidad onda los de Charles Dickens. Voy a buscar un par de direcciones de mail que tengo para reenviar este cuentito, ya vengo

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  5. Qué fuerte Chica, cuánto interrogante en mi cabeza, qué suerte que conozco este espacio, qué buena la intriga.
    Abrazo.

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  6. Me encantó, preciosa la narración.
    Besos

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