jueves, 3 de diciembre de 2009

Sensation

Algo me falta.

Ordeno la sala de vivir ("living" es una palabra que no me gusta para nombrarla), reacomodo los almohadones de colores vivos, levanto los adornitos, las piedras venidas de provincias con montañas, revuelvo bajo la mesita roja, acomodo papeles y papeles que tiraré, pero no ahora. Ahora algo me falta.

Tiendo la cama, sacudo el cobertor de arrugas, de sueños proféticos de noches pasadas, sacudo al viento los cuerpos de mis sábanas, acomodo los almohadones que me gusta mirar, descuelgo pañuelos sedosos de flecos, meto los zapatos al placard, reviso por última vez. Algo me falta.

La cocina está milagrosamente en orden (en lo que en mi universo se llama orden, pero no en el de mamá), doy vueltas en el naranja de las paredes, busco con la mirada, no. Algo me falta.

Repaso los libros, vuelvo a abrir esos que están mudos desde hace tanto tiempo, encuentro flores secas en poemas de soledad frenética, notas viejas, páginas señaladas, pero no. Algo me falta.

Salgo en bicicleta bajo el techo verde de los lapachos y los paraísos, lleno de agujeritos por donde se filtra el sol cada mañana, la vista que va por el cielo inmenso lleno de alas, voy como volando en dos ruedas, despacio (no tengo apuro), con la música que me gusta sonando en mi cabeza, sabiendo que veintiséis pares de bracitos y ojos me esperan para otra mañana feliz, para seguir aprendiendo juntos el mundo, y sin embargo, algo me falta.


Algo.

Tan sólido como la calle, tan vital como el agua, tan real como su ausencia, tan cercano que casi se huele, algo que a veces me lleva hasta la orilla de la desesperanza.

A algo también le estoy faltando yo.









2 comentarios:

  1. cuestión de cruzar caminos mija...
    (y de darse cuenta...)

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  2. "A algo también le estoy faltando yo" Maravilloso! dicen que saber terminar algo es más importante que saber empezarlo...

    Saludos desde Mundo Aquilante!

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